Un vecino oriundo de Pehuajó, radicado hace años en La Plata, sufrió el robo de más de medio kilo de oro que había enterrado en un frasco de vidrio en el patio de su casa en la localidad de Arana.
El oro, valuado en aproximadamente 45 mil dólares, estaba escondido a pocos centímetros de profundidad, envuelto en una servilleta, con la intención de ser utilizado en el futuro para comprarle un departamento a su hijo. Sin embargo, lo que parecía un escondite infalible terminó siendo descubierto por dos presuntos ladrones que se hicieron pasar por trabajadores.
Un plan meticuloso
Según el relato de la víctima al diario El Día, los sospechosos habrían descubierto accidentalmente el frasco meses atrás, mientras realizaban trabajos en el barrio cerrado ubicado en las calles 635 y 131. Tiempo después, conociendo la ubicación exacta del tesoro, los hombres regresaron al domicilio con una excusa: debían mover un poste que previamente habían instalado en el patio.
“Ni mi familia sabía que tenía el oro enterrado en el patio”, aseguró el damnificado, aún en estado de shock por lo ocurrido. Tras finalizar su supuesto trabajo, los obreros desaparecieron, llevándose el frasco con las piezas de oro y dejando al vecino sin posibilidad de contacto.
Investigación en curso
El empleado municipal presentó una denuncia policial, aportando la descripción de los sospechosos y los detalles del robo. Aunque hasta el momento no hay pruebas concluyentes, los indicios apuntan a que los delincuentes llevaron a cabo un elaborado operativo de inteligencia, observando el terreno y ganándose la confianza del propietario antes de cometer el ilícito.
Impacto y reflexión
El episodio no solo evidencia la creatividad de los delincuentes, sino también las falencias en la seguridad de barrios considerados cerrados y seguros. “Es como si hubieran seguido un guion. Nada parecía sospechoso hasta que se llevaron todo”, relató la víctima.
Este insólito caso da cuenta de que ni siquiera los métodos más ingeniosos para proteger bienes de valor, están exentos de riesgos.
Fuente: Clarín.
