La campaña 2025 muestra resultados concretos con biológicos que superan el 10% de mejora en rinde. Aumenta el interés del productor y se proyecta un cambio de paradigma.
Con una campaña triguera 2025 que promete buenos rindes y un contexto climático más favorable, los productos biológicos ganan protagonismo en los planteos técnicos. Según estimaciones del sector, la producción nacional podría alcanzar los 20,7 millones de toneladas, con rindes promedio superiores a los 30 quintales por hectárea. En ese marco, la sostenibilidad y la eficiencia dejan de ser discursos y se convierten en herramientas concretas de producción.
Los biológicos —insumos desarrollados a partir de organismos vivos como bacterias, hongos o extractos naturales— empiezan a competir con tecnologías tradicionales en eficiencia y retorno económico. Así lo demuestra la Red de Biológicos de Aapresid, que reportó incrementos de hasta un 10% en lotes de trigo tratados con PGPR (rizobacterias promotoras del crecimiento) y un 8,2% en otros donde se aplicaron biocontroladores de manera foliar.
Del laboratorio al lote: evidencia y variabilidad
Los ensayos de la Red se realizaron en contextos reales, respetando las prácticas habituales de cada productor. Por eso, si bien los resultados muestran cierta variabilidad, reflejan también el comportamiento de los biológicos en situaciones productivas concretas. Wenceslao Tejerina, técnico referente del programa, explicó que estos insumos deben usarse de forma dirigida: para estimular raíces, anticipar estrés hídrico o complementar la fertilización.
Además, remarcó que la aplicación correcta es clave: “El horario, la temperatura, la compatibilidad con otros productos y la logística son factores que definen el éxito de un tratamiento biológico”. Incluso aspectos como el transporte en frío o la forma de mezcla en tanque pueden determinar la eficacia del producto.
La industria acompaña: inversiones, plantas y nuevos desarrollos
Ante este escenario, el sector privado comienza a responder. Biofilm, una empresa argentina de biotecnología, inauguró recientemente una planta en Lobos con capacidad para producir 10 millones de dosis anuales de biológicos. Su enfoque combina tratamientos de semilla, bioestimulantes y promotores hormonales con una lógica regenerativa pero rentable.
Matías Lopresto, socio de la firma, destacó que “el productor ya no quiere marketing, quiere datos”. Por eso, Biofilm apunta a programas completos que sigan el ciclo del cultivo y permitan medir impactos reales en rinde, calidad y eficiencia del uso de nutrientes. La demanda existe: los resultados se ven tanto en extensivos como en cultivos intensivos como ajo, cebolla o tomate.
El mercado biológico crece en Argentina
El consultor Luis Mogni, de SOMERA, presentó en el Congreso CASAFE 2025 los últimos datos del sector. En 2024, el mercado argentino de biológicos alcanzó los 124,2 millones de dólares, con un crecimiento del 10,9% y una participación del 4% del total de fitosanitarios. Los tratamientos de semillas concentran más del 50% del volumen, mientras que los bioinsecticidas duplicaron su facturación en el último año.
“La oportunidad es enorme, pero también el desafío”, señaló Mogni. Y advirtió que para consolidar el segmento hacen falta políticas públicas activas, más capacitación técnica y un marco regulatorio que acompañe esta nueva etapa de innovación agrícola.
Una nueva cultura agronómica en marcha
La campaña de trigo 2025 podría marcar un punto de inflexión. Por primera vez, muchos productores están usando biológicos con objetivos concretos, registrando resultados y tomando decisiones en base a evidencias. Ese cambio de enfoque —del “probar” al “medir”— puede ser el inicio de una transformación profunda.
Si las próximas campañas consolidan estos resultados, los biológicos dejarán de ser una promesa o una alternativa de nicho y pasarán a formar parte del paquete tecnológico habitual. Un cambio que no solo será técnico, sino también cultural.
Fuente: Ámbito.