El índice desaceleró con fuerza respecto a marzo. Estacionales y regulados empujaron a la baja, mientras el núcleo se mantuvo alto.
La inflación de abril se ubicó en 2,8%, según el INDEC, y marcó el registro mensual más bajo desde abril de 2021. El índice logró quebrar el 3% y consolidó una fuerte desaceleración frente al 3,7% de marzo, en un mes atravesado por la apertura parcial del cepo cambiario y el debut del nuevo esquema de bandas para el tipo de cambio oficial.
Con esta cifra, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumula 11,6% en los primeros cuatro meses del año y una variación interanual del 47,3%, la más baja en los últimos cuatro años. A pesar de la escalada del dólar oficial, que trepó hasta los $1.230 y luego retrocedió a $1.150, el traslado a precios fue casi nulo.
La desaceleración se explicó principalmente por una fuerte baja en los precios estacionales (+1,9%) y regulados (+1,8%), mientras que el IPC Núcleo se mantuvo elevado en 3,2%, mostrando que aún persiste presión inflacionaria en los precios más estructurales. Entre las divisiones que más subieron, se destacaron Restaurantes y hoteles (+4,1%) y Recreación y cultura (+4%), mientras que Transporte (+1,7%) y Equipamiento y mantenimiento del hogar (+0,9%) registraron los menores aumentos.
En cuanto a los alimentos, que impactan fuertemente en los hogares, la suba fue del 2,9%, impulsada por aumentos en carnes, lácteos, pan y cereales. Por regiones, la variación fue homogénea: Patagonia y el Noreste marcaron 2,7%, seguidos por GBA y la región Pampeana con 2,8%, y Cuyo y el Noroeste con 2,9%.
Economistas analizan el dato
El economista Tobías Pejkovich Balbiani (Facimex) sostuvo que “el pass through del nuevo esquema cambiario fue nulo” y valoró el dato como positivo. Destacó que los precios estacionales bajaron con fuerza, particularmente frutas y verduras, mientras los regulados subieron apenas un 0,2% mensual en servicios como electricidad, gas y combustibles.
Rocío Bisang, de Eco Go, remarcó que abril tuvo dos momentos: una primera mitad con más presión inflacionaria por la incertidumbre cambiaria y una segunda mitad más tranquila, tras la salida parcial del cepo. Sin embargo, advirtió que los salarios aún están rezagados y el consumo debilitado, lo que limita los aumentos de precios.
Por su parte, Claudio Caprarulo (Analytica) advirtió que los precios regulados actuaron como ancla, aunque planteó dudas sobre la sostenibilidad del esquema en el contexto de reducción de subsidios. En la misma línea, Juan Manuel Telechea y Gabriel Caamaño coincidieron en que buena parte de la baja responde a factores puntuales y no a una mejora del componente núcleo, que se mantiene en niveles similares a los de siete meses atrás.
Fuente: Ámbito.