Las recientes lluvias en la provincia de Buenos Aires, especialmente en el noroeste de la región agrícola núcleo, han traído alivio a los productores locales que se encontraban con dificultades por la sequía y la falta de humedad en los suelos. En localidades como Junín, General Arenales y Chacabuco, las precipitaciones, aunque dispares, permitieron reactivar la siembra de maíz y, en menor medida, mejorar la situación del trigo, aunque en muchos casos ya es tarde para evitar pérdidas significativas.
En Junín, por ejemplo, se registraron entre 10 y 32 mm, lo que permitirá avanzar con la siembra de maíz de primera, que estaba cerca de finalizar el período óptimo. Algunos productores, como Alejandro Acerbo, comentaron que gracias a estas lluvias podrán completar el 40% restante de sus hectáreas programadas para maíz. Sin embargo, muchos campos, especialmente aquellos con menor cantidad de milímetros recibidos, necesitarán más agua para sostener la siembra tardía y los lotes de soja, que también comienzan a activarse.
El panorama para el trigo, sin embargo, es menos alentador. Según expertos del INTA Junín, las lluvias llegan tarde para influir en el rendimiento general del cultivo, ya que el daño causado por la falta de agua y las heladas fue significativo, especialmente en el norte de la provincia.
Los productores ahora están optimistas sobre las siembras tardías, esperando que las condiciones continúen mejorando. Si bien aún se necesita más agua para garantizar una campaña exitosa, las lluvias recientes permiten ver una luz al final del túnel en lo que ha sido una campaña complicada por el déficit hídrico.
Fuente: La Nación