Desde la Federación Porcina Argentina advierten que las importaciones de bondiola igualaron la producción local. Aseguran que los productos ingresan en condiciones desiguales y piden un Estado que acompañe al sector.

El sector porcino argentino encendió las alarmas ante el fuerte incremento de las importaciones de carne de cerdo, especialmente de bondiola, que en septiembre alcanzaron niveles equivalentes a toda la producción nacional del mes. Según la Federación Porcina Argentina (FPA), el ingreso masivo de productos del exterior afecta la rentabilidad, distorsiona precios y genera una competencia “desleal” frente a los productores locales.
Un ingreso récord desde Brasil
De acuerdo con el informe de la FPA, durante septiembre las importaciones de carne porcina alcanzaron los u$s 125 millones y 4.600 toneladas, de las cuales el 97,8% provino de Brasil. La mitad correspondió a bondiola, uno de los cortes más populares del consumo interno.
“En términos equivalentes, esas 2.000 toneladas representan unos 2 millones de kilos de carne, o alrededor de 500.000 capones, el mismo volumen que se produce localmente en un mes”, compararon desde la Federación.
El ingreso masivo, remarcan, duplicó la oferta de bondiola en el mercado, afectando la cadena comercial interna, en especial a los despostadores y distribuidores. “Además, enfrentan competencia de productos importados de menor calidad, congelados y con alto contenido de agua, lo que daña la percepción del consumidor y la imagen del producto porcino nacional”, sostuvieron.
Reclamo por condiciones “justas y previsibles”
El comunicado de la FPA también apuntó contra las condiciones de producción en otros países, donde se permite el uso de ractopamina, un promotor de crecimiento prohibido en Argentina y en más de 160 países.
“Mientras nuestros productores sostienen un modelo natural y sustentable, deben competir con productos más baratos elaborados bajo condiciones no permitidas en el país”, denunciaron.
El director ejecutivo de la entidad, Agustín Seijas, afirmó: “No pedimos subsidios. Pedimos reglas claras, previsibilidad y un Estado aliado, no un obstáculo para la producción”.
La FPA destacó que el sector genera más de u$s 4.000 millones al año, da empleo a 72.000 personas y registra un consumo per cápita superior a los 18 kilos anuales, con un crecimiento sostenido del 4% al 5% en la última década. Sin embargo, advirtieron que el potencial productivo se ve frenado por trabas estructurales y falta de financiamiento.
Un modelo impositivo que desalienta inversiones
Entre los principales obstáculos, la Federación señaló el régimen de IVA, que calificaron como “un impuesto a la inversión”. Los productores venden con una alícuota del 10,5% pero compran insumos y bienes de capital con el 21%, lo que genera saldos fiscales inmovilizados y sobrecostos cercanos al 19%.
También reclamaron créditos con plazos y tasas acordes al ciclo biológico del cerdo, y urgieron la firma del protocolo sanitario con China que permitiría exportar subproductos de bajo valor interno, como patitas y menudencias, generando nuevas divisas.
Señales de recuperación, pero con cautela
Por su parte, la Cámara Argentina de la Industria de Chacinados y Carne de Cerdo (CAICHA) informó que las ventas del sector crecieron 2,7% interanual en septiembre, interrumpiendo tres meses consecutivos de caídas. En el acumulado del año, el consumo subió 3,6% frente a 2024.
“La recuperación observada es alentadora, aunque no puede considerarse un cambio de tendencia. Es un rebote que habrá que consolidar hacia fin de año”, señalaron desde la entidad.
Los precios también continuaron en alza: las menudencias subieron 3,9%, los chacinados 2,4% y la carne fresca 1,5% en septiembre. En lo que va de 2025, los mayores incrementos se registran en el lomo embuchado (+44,4%) y el chorizo (+41,8%).
Importaciones en alza y exportaciones estancadas
CAICHA coincidió con la advertencia de la FPA: las importaciones de cortes porcinos crecieron 39,6% respecto de agosto y 75,8% interanual, totalizando 40.474 toneladas entre enero y septiembre. Brasil y Dinamarca fueron los principales orígenes.
En tanto, las importaciones de productos terminados —como salazones secas de España e Italia— también se duplicaron en el último año.
“El comercio exterior del sector porcino reflejó un incremento general de las importaciones y un desempeño mixto en las exportaciones”, concluyó la Cámara, dejando en evidencia la tensión que atraviesa un rubro que, pese a su potencial, reclama previsibilidad y protección frente a las asimetrías internacionales.
Fuente: Infocampo.