La prórroga del DEX al 9,5% hasta 2026 incentivó al campo y mejora las proyecciones.
La decisión del Gobierno nacional de prorrogar la rebaja de retenciones para el trigo y la cebada hasta marzo de 2026 generó un fuerte respaldo del sector agropecuario y reactivó expectativas de inversión y producción para la campaña 2025/2026. Con alícuotas reducidas al 9,5%, el campo proyecta mayores rindes, más exportaciones y un impacto positivo en la recaudación fiscal.
El anuncio fue realizado por el ministro de Economía, Luis Caputo, a través de sus redes sociales. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdeC), esta prórroga impulsará un aumento del 6% en la superficie sembrada de trigo —alcanzando 6,3 millones de hectáreas— y una producción estimada de 20,5 millones de toneladas. En cebada, se prevé una cosecha de 5,1 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento del 10% respecto al ciclo anterior.
Además, se estima que las exportaciones podrían aumentar un 15%, superando los u$s4.200 millones en ingresos de divisas, sin que esto implique una caída en la recaudación impositiva. Por el contrario, la mayor producción generaría un efecto multiplicador sobre la economía y la actividad exportadora.
Reclamos por una reforma fiscal más equitativa
Aunque el alivio fiscal fue bien recibido, referentes del agro renovaron su reclamo por una reforma integral del sistema de retenciones, especialmente para los cultivos de la cosecha gruesa como soja, maíz y girasol.
Desde la Sociedad Rural Argentina (SRA), su presidente Nicolás Pino advirtió que “las retenciones frenan las inversiones y no generan desarrollo económico” y pidió su eliminación definitiva. En la misma línea, Andrea Sarnari, de la Federación Agraria Argentina (FAA), consideró que “es una buena señal, pero necesitamos una baja gradual y permanente”.
Por su parte, Carlos Castagnani (CRA) valoró la medida como un paso positivo ante “la situación actual de bajos precios internacionales”. José Martins, del Consejo Agroindustrial Argentino, también apoyó la medida, pero pidió “hacer lo propio con los granos gruesos”.
Más siembra, más actividad y más empleo
El impacto de esta decisión trasciende la tranquera: fertilizantes, maquinaria, transporte, servicios técnicos y consumo en las localidades rurales también se verán beneficiados. Según Ignacio Kovarsky, presidente de CARBAP, “cada vez que se eliminan retenciones, el agro responde con producción, inversión y empleo. Lo vivimos hace menos de una década y hay que volver a ese camino, pero de forma estructural y previsible”.
La BdeC sostiene que “con incentivos, se siembra más, se invierte más y se produce más”. Incluso con alícuotas más bajas por tonelada, el resultado fiscal puede mejorar gracias al aumento del volumen y la actividad económica asociada.
Desafíos hacia 2026
El objetivo para el agro es claro: más producción, menos presión tributaria y reglas claras. Con condiciones climáticas normales y una política fiscal estable, el campo argentino podría superar los 25 millones de toneladas exportables entre trigo y cebada, consolidando su rol como proveedor estratégico frente a competidores como Australia, Canadá y Ucrania.
Sin embargo, las entidades del sector advierten que esta mejora puede ser transitoria si no se avanza en una reforma fiscal previsora y sustentable. La permanencia de derechos de exportación sobre otros cultivos estratégicos sigue siendo una barrera para la planificación a largo plazo.
Fuente: Ámbito.